El deseo de Valentina

Valentina tiene 94 años, vive en Alcorcón, en una residencia de mayores, donde su hija la cuida con esmero y dedicación.

Valentina lleva años en Alcorcón, arropada por su familia, pero desde hace tiempo tiene un sencillo y profundo deseo; volver a Maguilla, su pueblo natal.

La recogimos en su residencia donde nos recibió con una sonrisa radiante del brazo de sus nietos.

En el camino a Maguilla nos envolvió con historias vividas y recuerdos familiares que brotaban de su memoria. Al llegar a su casa le esperaba su familia con ilusión y amor, ansiosos por compartir momentos con ella en la que había sido su hogar durante décadas.

Durante su estancia en el pueblo Valentina fue el centro de atención, recibiendo visitas de familiares y vecinos que la rodeaban con cariño y admiración.

Cada reencuentro estaba lleno de risas y lágrimas, momentos emotivos que llenaban el aire de alegría y nostalgia.

Tambien recorrimos juntos algunos rincones del pueblo, y en cada lugar brotaba alguna historia, un suceso que había marcado la vida de algunos de los suyos.

Después de almorzar llegó el momento de la despedida, regresamos con Valentina a su residencia, se despidió de nosotros con un gran beso y una sonrisa enorme, prometiendo no olvidar jamás ese fin de semana.

En ese momento supimos que Valentina había encontrado un pedacito de cielo en Maguilla, rodeada de los suyos y bañada en recuerdos y amor.

El deseo de Elvis

Elvis tenía un deseo “ Volver a su querido Perú, con su querida gente”.

Se encontraba en un hospital en la sierra de Madrid, parecía imposible pero su médico le habló de nosotros y todo comenzó.

Su familia y amigos hicieron los trámites para el vuelo, nosotros fuimos desde Murcia lo recogimos y lo llevamos en nuestra ambulancia al aeropuerto.

Después de algunas complicaciones burocráticas, de muchos miedos, pero muchas más ganas e ilusiones, Elvis viajó en un avión con su hermana Lidia rumbo a cumplir su sueño.

El país que lo vió nacer, su familia, sus amigos, lo estaban esperando con muchas ganas de darle un abrazo infinito y cargarlo de energías.

El deseo de Francisco

Francisco nos recibió con una sonrisa llena de emoción. Estaba a punto de cumplir su deseo, inimaginable después de pasar tanto tiempo en el hospital: volver a escuchar misa en su querida iglesia, La Santa de Totana.

No era solo una misa. Para él, significaba reencontrarse con su fe, rodeado de su familia. Ese día también recibió a su nuevo compañero, el osito Mario, que no soltó ni un instante.

Después, compartimos un aperitivo todos juntos, entre risas y abrazos. Fue un momento sencillo, pero lleno de amor. Para Francisco, un recuerdo inolvidable.

El deseo de Carmen

Carmen Gallano, reconocida psiquiatra y psicoanalista, tenía un último deseo muy especial: volver a ver el mar.

Aunque la playa de Hendaya estaba masificada, encontramos un rincón más tranquilo en Onda Rubia, donde Carmen pudo cumplir su deseo acompañada de sus personas más queridas: su hija Laura y su pareja Irene, su hermana Marisol y su nieto Bruno.

A pesar del intenso calor, Carmen disfrutó del mar que tanto añoraba… y también de un helado, mirando el horizonte con una sonrisa serena.

Gracias a nuestros voluntarios José Manuel y Aitor, por hacer posible este viaje lleno de emoción y ternura.

El deseo de Tere

Hace unos días cumplimos otro deseo de Tere, una enferma con un ELA muy avanzado, donde asistió a las jornadas de ELA que se celebraron en el hospital Santa Lucía.

Allí pudo escuchar testimonios de familiares, sanitarios y amigos, reencontrase con otros enfermos como ella y darle también voz a su propia historia.

Una mañana inolvidable, donde ha llorado, ha recibido muchos besos, cariño, palabras de ánimo, fuerza y coraje.

Un día donde ha podido sentirse parte de un gran proyecto y contribuir de alguna manera al propósito de las jornadas.

El deseo de Jero

Ha sido un viaje que no solo recorrió kilómetros, sino también nuestras almas.

Cuatro personas unidas por algo más profundo que el destino. En el corazón de todos brillaba Jerónimo, Jero para los amigos, un guerrero silencioso, paciente con un diagnóstico crónico avanzado. Su deseo: respirar la calma de la montaña en la Pina de Montalgrao, contemplar la pequeña ermita de Santa Bárbara y sentir, una vez más, el abrazo de la vida.

A su lado, su compañera de vida, Josefin, su amor de siempre, quien no se apartó ni un instante, con lágrimas contenidas y una ternura infinita. Con ellos, nosotros dos: cuidando no solo su cuerpo, también su corazón, regalando compañía, sonrisas y muchas fotos para el recuerdo.

La montaña, aún en junio, nos recibió con un manto verde y un viento fresco, como si supiera que ese día íbamos a recoger momentos para la eternidad.

La ermita de Santa Bárbara, silenciosa y acogedora, fue testigo de abrazos largos, miradas que hablaban sin palabras, lágrimas y una promesa implícita entre Jero y Josefin: que el amor no se termina, solo se transforma.

No fue un viaje cualquiera. Fue un momento inolvidable, un acto de valentía y una celebración de la vida, incluso en su fragilidad. Y, sobre todo, fue la prueba de que, cuando el corazón guía el camino, ningún lugar queda demasiado lejos para la Ambulancia del Deseo, y ningún adiós es completamente definitivo.

Gracias de corazón, Jero y Josefin, por dejarnos compartir este instante tan lleno de humanidad y amor.

El deseo de Pedro

Pedro y su hermana estaban separados por 576 kilómetros. Su ceguera y las múltiples enfermedades respiratorias hacían imposible ese encuentro tan esperado…

El reencuentro fue profundamente emotivo. Pedro, al acariciar el rostro de su hermana, soltó un suspiro que hablaba de años de amor contenido. Las lágrimas, los abrazos y esa conexión única entre hermanos crearon un momento inolvidable. Entre risas y despedidas, ella le dijo: “Pórtate bien, para que nos lleven al mismo sitio… y allí volver a vernos, convertidos en ángeles, como lo fuimos en la tierra.”

Y no solo fue emotivo, también fue cálido. La familia nos recibió con una generosidad inmensa, llenando de cariño y gratitud a cada voluntario. Gracias por hacernos sentir parte de su hogar.

Gracias, gracias y mil veces gracias por permitirnos ser testigos de tanto amor.

El deseo de Fouzia

Fouzia salió del hospital, acompañada de las personas que la quieren, con una gran sonrisa, para cumplir su sueño de dar un paseo junto al mar.

Al llegar su cara era de felicidad, olvidando los dolores y la enfermedad por un momento.

Rodeada de mucho cariño, fue dando un paseo por la playa, con tiempo para un baile dedicado a ella.

La tarde terminó tomando un bizcocho hecho con mucho cariño para ella y un refresco mirando el mar, en paz y amor.

Gracias por permitirnos acompañaros en este momento de felicidad, os llevaremos siempre en nuestro corazón.

#EnergiaSolidaria

El deseo de María

María, vecina de Mazarrón y enferma de ELA, ha cumplido hoy un deseo muy especial: llevar flores al cementerio de Aledo para tener un momento de recuerdo y oración por sus padres, acompañada de su familia.

Después, han compartido un bonito momento juntos en el Santuario de Santa Eulalia, en Totana.

Gracias de corazón a la maravillosa familia de María por el cariño y el trato tan cercano que nos han dado.

El deseo de Juani

Hospitalizada desde hace meses, su deseo era volver a la Playa de la Chapineta en La Azohia, donde tantos días ha disfrutado con su familia.

Pudo tomar el sol, sentir la brisa del mar y disfrutar de un buen almuerzo de nevera y táper que su familia con tanto cariño preparó. Por supuesto con Coca-Cola en botella de cristal que es la que a ella le gusta.

¿Nuestra recompensa?

La gran sonrisa de Juani y el maravilloso trato de su familia que nos hicieron sentir uno mas.